En este primer post del año, hemos decidido recuperar la sección de Coaching Viajero y cargarnos un poco las pilas de cara al futuro.
¡Hoy vamos a reflexionar!
No sé cómo lo comprueban, pero los datos dicen el 92% de los proyectos para el nuevo año acaban en nada. No sólo queremos que tú entres dentro del 8% restante… ¡queremos mejorar esa mísera estadística!
Ya sabes que nos mola compartir contigo nuestras inquietudes emocionales de vez en cuando. Y por qué no, si nuestras experiencias pasadas pueden ayudarte, mejor que mejor.
Las reflexiones mochileras de hoy no sirven sólo para este año que entra, si no que la idea es que puedas aplicarlas el resto de tu vida.
Para empezar, te invitamos a que hagas balance de las acciones que has tomado últimamente…
¿Te han hecho avanzar en alguna dirección?
¿Han sido consecuentes con tus metas?
¿No estarás muriendo lentamente no?
Índice linkable del artículo
Muere lentamente quien no viaja…
Hace unos años encontré esta frase por Internet. No recuerdo qué buscaba exactamente, pero el caso es que al verla me sentí identificado al instante y dije: “¡me la guardo!”.
Puede decirse que después de todo este tiempo, es ahora con nuestra vuelta al mundo cuando más la hemos puesto en práctica. ¡Nosotros no queremos morir lentamente!
NO es de Neruda
Por cierto, es un poema de la escritora brasileña Martha Medeiros. Aunque si buscas en Google encontrarás que el 90% de veces se atribuye la autoría erróneamente a Pablo Neruda. Es lo malo de Internet, que puedes poner lo que sea y todo el mundo se lo cree.
Tiene algún trozo algo cursi, pero contiene también buenas frases que en su día nos hicieron pensar. Pongo aquí la traducción para el que tenga curiosidad. Sería algo así:
Muere lentamente quien se transforma
en esclavo del hábito, repitiendo todos los días
los mismos caminos, quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo
y no habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente quien evita la pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos
y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea
la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos
una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días
quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona
un proyecto antes de iniciarlo,
no pregunta de un asunto
que desconoce o no responde cuando le
indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo
exige un esfuerzo mucho mayor que
el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará
que conquistemos una espléndida felicidad.
Martha Medeiros, publicista, escritora y poetisa brasileña.
¿Qué significa para ti el poema?
Más que en el poema, nos centraremos en nuestra frase favorita:
¿Cuál es su significado exactamente?
El punto de partida para nosotros sería el siguiente: si no hacemos nada para cambiarlo, estamos condenados a vivir esclavos de nuestra actitud conservadora.
De esta idea básica podemos extraer algunas más concretas:
- Innatamente, tenemos unos hábitos que nos impiden descubrir muchas de las cosas que esconde la vida. De hecho la vida no nos esconde nada, esas cosas siempre han estado ahí. Pero no las vemos porque nos incomoda movernos de nuestro sitio (hablamos de moverse tanto física como figuradamente). Por ejemplo, no nos vamos 6 meses al sudeste asiático porque tenemos miedo de no encontrar trabajo al volver.
- Vivimos acomodados toda la vida en una rutina que no necesariamente nos hace felices, pero nos proporciona una (relativa) seguridad. Nos cuesta exponernos a los cambios.
- Pero como dice alguien que sabe, no hay que confundir seguridad con certeza. Y es que parece que prefiramos ser infelices a abrazar a incertidumbre. Es así…
- Preferimos decir aquello de “mas vale malo conocido”, porque no tenemos valor a tomar decisiones. Pero «si quieres una tortilla, deberás romper algunos huevos» (Me encanta cuando lo dice Tyler Durden en El Club de la Lucha, jaja)
El miedo al fracaso
Pero, ¿por qué no nos gusta arriesgarnos?
¡Ay, qué cruel es el miedo a equivocarse!
Nadie nos ha enseñado que equivocarnos es la puerta a la evolución, a la mejora, a la adaptación al medio hostil, el entrenamiento para salir exitoso de futuras situaciones comprometidas.
Hay que ser valiente y arriesgar, porque el éxito muy pocas veces viene solito hacia ti (que algunos tengan la flor en el culo no significa que tú debas esperar lo mismo).
Fracasar es evolucionar, el entrenamiento para resolver futuras situaciones difíciles Clic para tuitearLa necesidad de seguridad es una actitud comprensible y humana. Lo llevas haciendo toda la vida desde que eras pequeñ@:
- En clase te sentaste todo el curso en la misma silla que elegiste el primer día, y así todos tus compañeros (si os dejaban elegir;). Cuando volvías de excursión, si al subir al autobús veías a alguien sentad@ en tu asiento, tu primera reacción era de incomodidad (aunque te hubieran quitado el peor sitio del bus).
- Cuando creciste y te cambiaron el Windows, te cagaste en todo. Siempre te gusta más el anterior (que en su día ya pusiste a parir, como la nueva camiseta de tu equipo o el último disco de tu banda favorita).
- Y hoy en día, cuando vas a la heladería sigues pidiéndote el mismo helado. Sabes que tienes mil sabores para elegir, pero llevas toda la vida pidiéndote el mismo porque tienes miedo a pedir un sabor nuevo y que luego no te guste. Yo he tardado más de 30 años en descubrir que me encanta el helado de pistacho… ¡y siempre había estado ahí!
A la hora de tomar decisiones que se salen de la norma, tampoco ayuda la presión de una sociedad que nos marca qué camino tenemos que seguir.
Ya sabes, lo que siempre se dice: casarnos, tener hijos, comprarnos una casa, y embarcarse en la carrera de ratas que explica Robert Kiyosaki en su libro Padre Rico, Padre Pobre.
Si no tienes muy claro lo de la carrera de la rata, este niño te lo explica:
Seguir esa dinámica te proporcionará una vida predecible (aunque prefiramos llamarle «segura»). Pero es posible que al mismo tiempo estés poniendo barreras a tus sueños…
¿No crees que vale la pena al menos pararse a pensar?
¿Es necesario salirse del camino trillado?
Simplemente tienes que elegir tu jugada… ¿qué es más importante para ti después de todo?
Nosotros, tal como estamos actuando hoy por hoy, creemos tener la respuesta. Dejar el trabajo para dar la vuelta al mundo en vez de comprar un piso no es que sea muy «sensato», pero es el camino que hemos elegido y tenemos que aceptar sus consecuencias.
De hecho uno nunca está seguro al cien por cien de que sea la decisión óptima. Seguramente no existe la elección perfecta, pero algo me dice que mis actos van alineados con mis metas, y que hoy por hoy estamos siendo fieles a nosotros mismos.
Y gracias a dios me reafirmo cada vez que recuerdo este artículo sobre las 5 cosas que las personas lamentan antes de morir. En orden inverso de importancia (la 5 es la más repetida), estos son los arrepentimientos más comunes de experimentan las personas al final de su vida:
- Me hubiera gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.
- Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.
- Ojalá hubiera tenido valor para expresar mis sentimientos.
- Ojalá no hubiera trabajado tan duro.
- Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
¿Te ves algún día repitiendo una frase de estas? ¡Pues cuidado!
¿Cuáles son tus sueños?
Un día vi un documental de un grupo de música que me mola, y les preguntaban a cada uno de los miembros cómo sería su día perfecto. Algunos no sabían ni qué decir, y otros salieron del paso con cosas mundanas.
Reconozco que la pregunta es un poco puta (yo tampoco hubiera sabido muy bien qué contestar), pero la reacción de los entrevistados me hizo pensar.
No puedes saber si estás muriendo lentamente si no tienes claras tus motivaciones principales.
Y es que lo mismo sucede cuando en vez del día perfecto, preguntas más a largo plazo. Si le pides a la gente que escriba en un papel cuáles son sus sueños, suele pasar lo siguiete:
- Muchos se quedan en blanco.
- Otros escriben cosas muy simples o poco ambiciosas.
A lo sumo, la mayoría pondrá en el papel que quiere que le toque la lotería para no tener que trabajar, cosa que depende del azar y lo más probable es que no pase nunca (sobretodo si no jugamos).
Nuestro éxito no debería depender de la suerte, si no de nosotros mismos y de nuestras acciones Clic para tuitearQuizás el problema de no tener sueños bien definidos, es que la mayoría no estamos entrenados para pensar en grande.
O quizás pensamos que en el fondo lo que nuestros sueños sin imposibles, cuando la realidad es otra: no nos atrevemos a ponerlos en el papel.
¿Por qué?
Porque si lo escribiéramos, nos daríamos cuenta en ese mismo momento que nunca hemos hecho nada para conseguirlo. Y nos avergonzaríamos.
Y es que a menudo no estamos dispuestos a arriesgar ni a sacrificar lo que tenemos en mano para conseguir algo nuevo.
No sé cuáles son mis sueños… ¿Y si no tengo una vocación?
Tranquil@, estás donde la mayoría.
Si eso no te consuela, puedes cambiarlo desde ahora mismo. Coge papel y boli e intenta responder a estas preguntas tranquilamente. ¡Cuanto más específicas sean las respuestas, mejor!
Dentro de 5 años… ¿Cómo te gustaría que fuera tu vida?
- ¿Dónde vivirías? ¿Con quién?
- ¿De qué trabajarías si no necesitaras dinero?
- ¿A qué hora te levantarías? ¿Qué desayunarías?
- ¿Quiénes serían tus amigos? ¿Con qué tipo de personas te gustaría juntarte?
- ¿Cómo te vestirías? ¿Qué música escucharías?
- ¿Qué es lo que más te gusta hacer? ¿Cuáles son tus aficiones?
- ¿Harías deporte? ¿Cuál?
- ¿Qué te gustaría haber aprendido? ¿Qué te gustaría enseñar?
- ¿A dónde irías de vacaciones? ¿En qué otro país te gustaría vivir un tiempo?
Pensar detenidamente en estas preguntas es algo que la mayoría no hace (y por ello viven a la deriva y acaban a los 50 con una vida que no deseaban).
Este ejercicio nos fue de maravilla y te lo recomendamos. Te ayudará a saber dónde te encuentras actualmente, hacia donde te quieres dirigir, y si vas o no en la dirección correcta.
Como ves, las respuestas siempre las tuviste tú, pero nunca te habías hecho esas preguntas.
No te abrumes y piensa en grande. Las respuestas puede que vayan modificándose en el futuro, pero lo importante es empezar. No tienes derecho a desear tu vida ideal si ni siquiera te has atrevido a hacer un esbozo, ¿no crees?
Mucha gente opta por un tiempo sabático para saber qué desea en la vida, ¡así que no lo descartes! 🙂

Imagen de Shutterstock / Sergey Nivens
¿Y si estoy bien como estoy?
¡Enhorabuena! Aunque a mi no me gusta casarme eternamente con algo sólo porque hoy me satisfaga. Puede que ese bienestar no dure siempre, o bien es probable que tarde o temprano lo que ahora te resulta cómodo acabe cansándote.
Mientras, no está de más buscar motivaciones más pequeñas que te mantengan viv@. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
Hay que estar en constante movimiento, fluyendo, evolucionando, descubriendo. Aunque sea a través del método ensayo y error: probando cosas puedes llegar a encontrar lo que realmente te motiva. Por ejemplo, de esta manera descubrí que me gustaba el voley playa y el surf. Y tuve que hacerlo solo, ya que ninguno de mis amigos lo practicaba.
Hay que estar en constante movimiento, fluyendo, evolucionando, descubriendo Clic para tuitearEn términos laborales, también tengo historias para dar y vender en cuanto a evoluciones y decisiones «locas». Te haré un breve resumen:
- Tras acabar la carrera de empresariales-marketing, entré en el mundo adulto contratado por una agencia de publicidad, donde básicamente pasaba 12 horas al día guardando las apariencias, diciendo siempre que sí a los clientes, obligado a vestir como alguien que no era… Aunque era muy trabajador, no encajaba bien en ese mundo y no me renovaron.
- Poco tiempo atrás, me habían rechazado de una editorial de cómics en la que deseaba trabajar, y estaba bastante deprimido. Pero al encontrarme de nuevo sin trabajo, decidí tirar de ilusión: me pasé casi una semana diseñando día y noche en un documento con posibles acciones de marketing para dicha editorial. Lo envié a modo de currículum vitae y al ver semejante tocho, acabaron contratándome por pesado.
- Arriesgar no garantiza que consigas el 100% de tus objetivos, pero conseguirás mucho más que quedándote donde estás. Cabía la posibilidad de que aún así no me contrataran, pero aún así lo intenté. Lo que sí es cierto es que nunca hubiera trabajado allí de no haberle hecho caso a mi corazón.
- Finalmente tampoco fue el trabajo de mi vida: con los años me estresé y mi sueño acabó convirtiéndose en mi prisión. Añoraba tener tiempo libre y dejé de encontrarle un poco el sentido a trabajar tanto por tan poco. Podía haber escogido continuar encerrado en un trabajo que me gustaba pero no me satisfacía…
- Pero no hipotequé mi vida ni mi futuro por el hecho de haber estudiado una carrera y haber encontrado «algo de lo mío». Decidí pensar un poco más en mí, y así dejé un puesto fijo para prepararme unas oposiciones. Una vez más, opté por el cambio a lo desconocido antes que resignarme a morir lentamente.
- No sé que hubiera sido de mí de no ganar la plaza, pero este salto me permitió tener las tardes libres, poder dedicarlas a mis aficiones y poder preparar nuestra vuelta al mundo mientras ahorrábamos. Tras 5 años, pude pedir una excedencia y tener de nuevo un tiempo sabático para recapacitar, formarme y replantear mi nuevo futuro como emprendedor, punto en el que me encuentro ahora.

Por mucho que este tío se empeñe, ¡en la playa no se ve un pijo la pantalla! Foto de Shutterstock / Luna Vandoorne
A todo esto, también me he graduado como instructor de fitness sin saber si algún día me va a reportar algo económicamente (lo único que hice fue trabajar dos meses en un gimnasio y abrir la sección VM Fit, jeje). De nuevo le hice caso al corazón.
Muchos piensan que estoy loco por ir haciendo tantos cambios, pero es que yo tampoco tenía vocación.
El precio que he tenido que pagar puede parecer alto para algunos, pero la recompensa también es obvia. No he ganado tanto dinero como muchos, pero mis sacrificios me han permitido estar más de 2 años viviendo por el mundo…
Y vivir todo esto:
Hemos gastado muchos ahorros en nuestra vuelta al mundo, y aún no tenemos casa ni coche, pero cada vez estamos más cerca de quien queremos ser.
Hemos tenido que sacrificar cosas, pero a día de hoy agradezco todo lo que he ido viviendo gracias a apostar lo cierto por lo incierto.
Tanto, que volvería a hacer todo lo que he hecho una y otra vez: esos pequeños o grandes cambios son los que me han permitido llegar hasta aquí. Puede que hubieran caminos más cortos, pero no me arriesgaría a vivir otra vida. ¿Y si me llevara a otro sitio peor? … uy, ¿ahora estoy aferrándome a lo conocido no? Si es que está en nuestra sangre…
Para terminar, si no me hacéis caso, hacédselo a Mark Twain:
Nunca es tarde para hacer un cambio. No te pongas límites a ti mismo, prueba cosas y lánzate a la piscina de vez en cuando.
Dentro de 20 años no te arrepentirás de lo que hiciste, sino de lo que no te atreviste a hacer. Clic para tuitear
¡Sal de tu zona de confort!
Dicen que nos cuesta salir de nuestra zona de confort, ese conjunto de situaciones y lugares en los que nos sentimos seguros. Es decir, de aquello que hacemos habitualmente y dominamos.
Pero está comprobado (por nosotros también;) que es cuando nos exponemos a situaciones desconocidas cuando nos hacemos más grandes y fuertes. Es entonces cuando adquirimos nuevas habilidades y acumulamos experiencias, cuando nos sentimos realizados y mejora nuestra autoestima.
En definitiva, todos tenemos miedos e inseguridades, lo más importante es saber gestionarlas y tener claro que ponernos a prueba y superarlas es la única manera de afrontarlas en el futuro.
¿Es cierto lo de «Muere Lentamente quien no viaja»?
¿Te sientes identificad@ con la frase? ¿Te has encontrado anteriormente en esta situación y has logrado salir?
¡A debatir y a filosofar, querid@s!
¡Participa! Déjanos un comentario (y lo aprobaremos lo antes posible)